Hoy, según el plan previsto, tenía que salir a correr 8 km con cuestas a ritmo normal (RN, a partir de ahora) y ¡puf, qué pereza! Una de las razones por las que no tenía demasido ánimo es porque me pesa el culo. Sí, sí, me pesa el culo. Sin necesidad de entrecomillarlo, ya que no hay nada de figurado en la frase. Es así, literal, me pesa y punto. Realmente, siento que con unos 4 ó 5 kilos menos iría mucho más ligera y, tanto los entrenamientos como las carreras, se verían muy beneficiados. No es mucho peso, así que pensaba perdelo poco a poco, por mi cuenta, pero no lo he conseguido y he pensado que, tal vez, lo mejor sea ir a un nutricionista. Tomada esta decisión, he vuelto al repertorio de recursos motivacionales para salir a correr: "La clave del éxito está en el entrenamiento", "Cuanto más entreno, mejor me siento", y alguna frase más que, a modo de mantra, me digo. Funciona. Por último, un par de páginas del "cañero" Correr o morir (K. Jornet), otro día hablaré más a fondo de este libro y sus efectos en mi persona, y ¡lista para la lucha! Finalmente, he corrido según el plan previsto y me he sentido muy bien, sobre todo a partir del km 4. Pero lo mejor ha sido el haber conseguido superar el obstáculo de la pereza y la satisfacción por haber aprovechado un día de entrenamiento porque día perdido, día que no vuelve.
Por cierto, Cristobal-my-trainer está de viaje vacacional toda la semana. Espero que, a parte de alternar con Mickey y el pato Donald, también salga a correr un poco, como así quedamos.
Publicado por Mª José.